CONGRESSO INTERNACIONAL DA ALAL NA COLÔMBIA, MEDELLIN
SUCESSO RENOVADO:
Terminou em 08.11.2013 o XI ELAT – Encontro Latino-Americano de
Advogados Laboralistas realizado na Colômbia, Medellin, com a
participação de representações de diversos países, não só da
América-Latina, mas também dos EUA e União Européia.
O
evento teve cunho social e multidiciplinário com a participação de
advogados, magistrados do trabalho, professores, dirigentes sindicais,
discutindo o Mundo do Trabalho frente à Crise Econômica e a Carta Sócio
Laboral da ALAL que objetiva a construção de uma sociedade planetária de
inclusão social, num mundo novo sem fronteiras e de direitos recíprocos
assegurados através de uma legislação supra-nacional tutelando
patamares civilizatórios de direitos que assegurem a efetividade da
dignidade humana.
Foto: Luis Enrique Ramírez
MEDELLIN
Exposição dos Conferencistas e palestrantes
Como
um dos conferencistas convidados para o encerramento do Congresso,
discorreu sobre a proposta da ALAL, por um novo modelo de relações
laborais para o Século XXI o Dr. Luis Enrique Ramírez, eleito na assembleia geral, o novo Presidente da entidade, com a temática: “HACIA UN NUEVO PARADIGMA EN LAS RELACIONES LABORALES DEL SIGLO XXI”
Leia a íntegra da exposição.
HACIA UN NUEVO PARADIGMA EN LAS RELACIONES LABORALES DEL SIGLO XXI
(*) Luis Enrique Ramírez
I. La Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL)
En
el año 2000 se fundó en Campos do Jordão, Brasil, la Asociación
Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL). Participaron del acto
fundacional las principales asociaciones de abogados laboralistas de la
región y varias decenas de profesionales de la especialidad.
La
ALAL no es una entidad “académica”, como tantas que ya existen, ni
agota su rol en el debate doctrinario intrascendente, sino que pretende
ser activista de los cambiosestructurales que hay que producir en el
actual orden social y económico, desde el lugar de los trabajadores.
En
diversos documentos ha dejado bien en claro que se asume como una
herramienta de lucha para modificar las estructuras de dominación,
marginación e injusticia social que hoy oprimen a nuestros pueblos.
El
primer paso en esa dirección es, sin duda, la integración
latinoamericana. Construir la Patria Grande con la que soñaron los
héroes de las luchas por la independencia de nuestros países. En un
planeta globalizado a partir de los concretos intereses del poder
económico y financiero mundial, no hay futuro para nuestros pueblos si
no consolidan una auténtica integración social, política y cultural.
Y
ante el fracaso o la traición de los dirigentes políticos, a lo largo
de doscientos años, corresponderá a los trabajadores latinoamericanos
levantar esta bandera y avanzar decididamente en el proceso de
integración. Para ello cuentan con una enorme ventaja: la absoluta
identidad de sus intereses, cualquiera sea el país en el que se
encuentren.
Hoy
más que nunca es necesario bajar a la realidad el internacionalismo que
planteaba el sindicalismo en sus orígenes, ya que los excesos del
proceso globalizador capitalista sólo pueden ser enfrentados mediante
una respuesta también a escala global.
II. La globalización y el mundo del trabajo
Es
claro que la globalización sin precedentes que hoy caracteriza a la
economía mundial provoca profundas tensiones en el mundo laboral.
Paradójicamente,
las recetas de los sectores sociales dominantes son siempre las mismas,
ya se trate de épocas de bonanza o de crisis económicas gravísimas:
desregulación, flexibilización laboral, reducción o eliminación de
conquistas y derechos de los trabajadores, ataques a las organizaciones
sindicales y a sus dirigentes, restricciones al derecho de huelga, etc.
Lo que está sucediendo en algunos países europeos es una prueba cabal de
lo que estamos diciendo. La respuesta que los países centrales le han
dado a la crisis del sistema capitalista iniciada en el año 2008 es una
demostración clarísima: billones de dólares para los banqueros y despojo
de derechos para la clase trabajadora. Así de simple.
Si
alguien pudo pensar que la reciente crisis era una buena oportunidad
para corregir rumbos y hacer un profundo replanteo de las iniquidades,
lacras y miserias del capitalismo, se equivocó. Se avanza sobre los
derechos de los trabajadores con el mismo discurso, con la misma lógica y
con la misma racionalidad.
El
paradigma neoliberal de relaciones laborales, que fracasó durante la
década de los 90 en la mayoría de los países latinoamericanos, permanece
al acecho. Su milagrosa supervivencia sólo tiene una explicación: la
inexistencia de un modelo alternativo creíble, moderno y apoyado en
principios y valores totalmente diferentes.
III. La ALAL propone un nuevo modelo de relaciones laborales
La
ALAL viene sosteniendo que la actual coyuntura y la evolución de la
conciencia social de la humanidad demandan un cambio de paradigma. La
sustitución del paradigma neoliberal de relaciones laborales, con su
concepción puramente economicista del mundo, por una visión del trabajo
dependiente totalmente diferente.
El hombre debe ser eje y centro de todo sistema jurídico, y con mayor razón del laboral.
Su
persona debe ser inviolable, constituyendo un valor fundamental con
respecto al cual los restantes valores tienen siempre un carácter
instrumental. El trabajo humano tiene características propias que
obligan a considerarlo con criterios que desbordan el marco del mercado
económico. Y el contrato de trabajo debe tener como principal objeto la
actividad productiva y creadora del hombre, apareciendo sólo después la
relación de intercambio económico.
En el trabajo humano está en juego, en primer lugar, la dignidad de la persona que trabaja.
En
el modelo neoliberal de relaciones laborales, en cambio, hay una
indisimulada pretensión de cosificarla, considerándola sólo un factor de
la producción y un objeto del llamado “mercado del trabajo”. Pero como
bien se ha dicho, el ser humano es el señor de todo mercado, el que
encuentra legitimación sólo si tributa a la realización de los derechos
de aquél (Corte Suprema de Justicia argentina, caso “Vizzoti”, 14/9/04).
Desde
esta óptica se impone cambiar de raíz aquel modelo, que hizo del
trabajador un ejecutor silencioso y sumiso de órdenes que vienen de
arriba, transformándose en un simple engranaje fácilmente
intercambiable, de una maquinaria manejada por manos cuyo dueño
desconoce.
Este
modelo autocrático de empresa, en el que uno manda y los demás
obedecen, y en el que el trabajador tiene una inserción precaria, está
claramente desajustado respecto a la evolución de la conciencia social
de la humanidad y al ritmo universal de los derechos humanos.
Por
ello la ALAL ha considerado, en varios documentos, que ha llegado la
hora de que los trabajadores dejen de decir sólo lo que no quieren, para
avanzar en el diseño del modelo de relaciones laborales al que
legítimamente aspiran. La propuesta es salir de la trinchera en la que
debieron refugiarse para protegerse de la feroz ofensiva neoliberal
contra sus derechos y conquistas, y comenzar el proceso de construcción
de un nuevo orden social, justo, igualitario y solidario.
En
este proceso el aporte de la ALAL es un proyecto de Carta Sociolaboral
para los trabajadores latinoamericanos, para que sea debatida por el
movimiento obrero y, posteriormente, sometida a los gobiernos de la
región. La idea es que sea instrumentada mediante un tratado
multilateral, que le dé jerarquía supralegal, poniendo a salvo los
derechos allí consagrados, de los flujos y reflujos políticos, con su
secuela de avances y retrocesos en el nivel de tutela de los
trabajadores. Además, al establecer un piso común de derechos para todos
los trabajadores latinoamericanos, funcionará como una valla efectiva
contra el dumping social, y contra los desplazamientos especulativos del
capital, que busca asentarse allí donde encuentra mano de obra dócil y
barata.
¿Por
qué ahora? Porque hay una coyuntura histórica en Latinoamérica que será
difícil que se repita, con muchos gobiernos populares y progresistas,
seguramente permeables a esta propuesta.
IV. La Carta es un modelo, un sistema
Los
derechos y garantías que contiene la Carta Sociolaboral no están
sueltos ni aislados, sino relacionados entre sí por un conjunto de
principios y valores absolutamente coherentes.
Aunque
sujeta a debate, perfeccionamiento y modificación por parte de los
trabajadores, la Carta instrumenta un sistema de relaciones laborales
que responde armónicamente a una lógica. Redimensiona la figura del
trabajador, la del empleador y la de la empresa. La estabilidad laboral
pasa a ser el eje del sistema, ya que es la madre de todos los demás
derechos laborales. La democracia y la libertad sindical son, en este
modelo, la garantía del ejercicio y disfrute de esos derechos, por lo
que deben ser defendidas a toda costa.
En
el contrato laboral el trabajador busca, fundamentalmente,
remuneración. Busca el ingreso económico que le permita atender sus
necesidades y las de la familia. Por lo tanto, el derecho a percibir en
tiempo y forma el salario es un derecho vinculado con la supervivencia
de la persona, que es lo mismo que decir que se relaciona con el primer
derecho humano: el derecho a la vida. Por ello la Carta pretende dotar a
este derecho de todas las garantías posibles, estableciendo la
obligación solidaria de todos los que en la cadena productiva se
aprovechan o benefician con el trabajo ajeno, de abonar ese salario. Y
cuando esto falle, se propone la existencia de fondos de garantía.
En
el nuevo modelo de relaciones laborales que impulsa la ALAL se tiene en
claro que la actividad humana prometida al empleador en el contrato de
trabajo es inseparable de la persona que la realiza. Durante la
prestación de los servicios contratados quedan involucradas todas las
energías físicas, mentales y espirituales del individuo. El trabajador
queda íntegramente comprometido, ya que lo que se hace y el que lo hace
son indivisibles.
En
el trabajo dependiente hay una implicación personal del trabajador,
motivo por el cual conserva todos los derechos que el ordenamiento
jurídico interno y los tratados internacionales reconocen a toda persona
humana, cualquiera sea su condición o actividad.
Son
los derechos que la doctrina denomina “inespecíficos”, que adquieren
particular relevancia cuando se trata de derechos humanos fundamentales.
El trabajador, en consecuencia, no deja su condición de ciudadano en la
puerta de la fábrica.
La
dignidad, reconocida expresamente hace más de medio siglo por la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, es inherente a todas las
personas humanas, por el solo hecho de serlo. De ese reconocimiento
emanan una serie de derechos esenciales del hombre, que lejos de
perderse o atenuarse cuando ejerce su rol de trabajador, se potencian
con singular énfasis por vía de los tratados internacionales y convenios
de la O.I.T. que lo protejen.
Por
todo ello, la Carta Sociolaboral Latinoamericana nos habla de un
sistema de relaciones laborales democráticas y participativas,
descartándose cualquier forma de discriminación, y con una efectiva
estabilidad laboral que le permita al trabajador tener un proyecto de
vida, que no se vea permanentemente amenazado por el fantasma del
despido.
En
este modelo de relaciones laborales el trabajador es un sujeto activo,
cuyo compromiso personal con la suerte de la empresa tiene como
contrapartida los derechos a la información y a la consulta, sobre todas
las cuestiones importantes inherentes a ella. También deriva
naturalmente de aquel compromiso el derecho del trabajador a participar
en la distribución de las ganancias que su trabajo genera.
Es
probable que para muchos, viendo la realidad latinoamericana,
consideren que la propuesta de la ALAL es una utopía, pero bien se ha
dicho que el futuro será utópico, o no tendremos futuro.
(*)
Luis Enríque Ramírez (Argentina), atual Presidente Ejecutivo de la
Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL). Presidente
de la Asociación de Abogados Laboralistas -AAL (1990-92, 2000-02 y
2006-08), Profesor de Postgrado en las Facultades de Derecho y Ciencias
Sociales de las Universidades Nacionales de Córdoba y Litoral y Católica
de Córdoba. Asesor sindical. Conferencista y autor de libros y
artículos sobre temas de Derecho del Trabajo. Director de la Revista LA
CAUSA LABORAL, de la Asociación de Abogados Laboralistas.
NOTA BREVE.
Saiba mais sobre a Carta Sócio-Laboral da ALAL
(*) Luiz Salvador
O
início da proposta da Carta Sócio-Laboral da ALAL começou com o ELAT –
Encontro Latino-Americano realizado em Cochabamba (Bolívia) no ano de
2007, quando se aprovou em ato assembleiar a “Carta de Cochabamba”,
delineando-se os contornos da proposta por um novo modelo de relações
laborais para o Século XXI. Link: http://www.adital.com.br/Site/noticia_imp.asp?lang=PT&img=N&cod=50978
Dois
anos após, no ELAT – Encontro Latino-Americano realizado na Cidade do
México em outubro de 2009, a proposta tomou melhor estruturação, com a
adoção de 20 princípios enunciadores e fundantes da proposta pela
construção coletiva de uma sociedade planetária de inclusão social, com
livre circulação dos trabalhadores num mundo novo sem fronteiras, com
direitos recíprocos assegurados:
1) Livre circulação de pessoas no espaço comunitário, sem discriminação em razão da nacionalidade e com igualdade de direitos;
2)
Relações de trabalho democráticas e sem discriminação de qualquer tipo,
de modo tal que o trabalhador, cidadão na sociedade, também o seja na
empresa;
3)
Direito à verdade, e de informação e consulta, em todos os temas
relativos à vida da empresa que possam afetar os trabalhadores;
4) Direito a um emprego estável, e proibição e nulidade da demissão arbitrária ou sem causa;
5) Direito a um trabalho digno e de qualidade que, como mínimo, responda às normas da Organização Internacional do Trabalho;
6)
Direito a uma retribuição digna, que cubra todas as necessidades do
trabalhador e de sua família e que, além disso, leve em conta os
benefícios obtidos pelo empregador;
7)
Direito a uma real e efetiva jornada limitada de trabalho. Os Estados
deverão exercer com a energia necessária e com os meios adequados seu
Poder de Polícia Trabalhista, para evitar toda transgressão aos limites
horários máximos de serviço;
8) Direito à formação e capacitação profissional;
9)
Direito à Previdência Social, que cubra as necessidades vitais do
trabalhador e de sua família, frente às contingências sociais que possam
afetar sua renda econômica. A Previdência Social deve ser função
indelegável do Estado, fato pelo qual deverá se reverter o processo de
privatização que sofreram nossos países na década de ´90;
10)
Institucionalização de uma Renda Básica Cidadã, como direito de cada
pessoa, sem importar sua raça, sexo, idade, condição civil ou social, de
receber uma renda para atender suas necessidades vitais;
11)
Direito à efetiva proteção da saúde e a vida do trabalhador, frente aos
riscos do trabalho. A gestão do sistema de prevenção e reparação dos
danos causados pelos sinistros de trabalho, não poderá estar nas mãos de
operadores privados que atuem com fins de lucro;
12) Direito à organização sindical livre e democrática;
13) Direito à negociação coletiva, nacional e transnacional;
14)
Direito de greve, abrangente das diversas formas de pressão e protesto,
e sem restrições regulamentares que o limitem ou anulem;
15) Proteção laboral real e efetiva para os trabalhadores do serviço doméstico e do trabalho agrário;
16)
Garantia de pagamento dos créditos laborais, estabelecendo-se a
responsabilidade solidária de todos aqueles que na cadeia produtiva se
aproveitam ou beneficiam da força de trabalho assalariada;
17) Criação de Fundos que cubram os casos de insolvência patronal;
18) Garantia de uma Justiça especializada em Direito de Trabalho, com um procedimento que recepte o princípio de proteção;
19)
Tutela para os representantes e ativistas sindical contra qualquer
represália que possa afetar sua família, seu emprego ou suas condições
de trabalho;
20)
Princípio de progressividade, que significa não apenas a proibição de
retrocesso social, mas também o compromisso dos Estados de atingir
progressivamente a plena efetividade dos direitos humanos laborais.
No
ano de 2011, com a contribuição de inúmeros juristas de renome
internacional, dentre os quais o saudoso Professor Oscar Ermida Uriarte,
Antônio Baylos, Hugo Barreto, contribuíram com seus com seus aportes
intelectuais para melhor fundamentar cada um dos princípios fundantes da
Carta, editando-se, na Argentina, o LIVRO DA ALAL, edição em Espanhol e
em novembro de 2012, no Congresso Internacional da ALAL realizado em
Salvador, Bahia, o livro foi lançado no Brasil, em português, pela
Editora LTR.
A
idéia original foi por uma busca de integração latino-americana do
ponto de vista da globalização dos direitos humanos, sociais, laborais,
sindicais e previdenciários, com livre circulação dos trabalhadores num
mundo novo sem fronteiras e de direitos recíprocos assegurados. Mas a
proposta tem sido bem aceita não só como novo modelo de relações
laborais para a América Latina, mas também além fronteiras,
estabelecendo-se um marco regulatório que também assegure aos
trabalhadores patamares mínimos civilizatórios, contra o retrocesso
social, a precarização laboral em marcha imposta pelo modelo econômico
neoliberal, mundialmente globalizado.
Nenhum comentário:
Postar um comentário